En muy poco tiempo, el primer local se queda pequeño ya que la fila de camiones y autocares esperando, ocupa toda la calle por lo que la necesidad de ampliación llega muy pronto. Además, Valentín y José se proponen realizar sus propios diseños para frenos y apuestan por un reto aún mayor, ser fabricantes.
Guiados por un sentido práctico, se embarcan en la adquisición de terrenos para construir lo que en un futuro será la actual sede de la compañía. Un polígono que apenas está diseñado a finales de los 60, pero desde donde José Lorén Laudo tiene muy claro poder proceder con los sistemas de fabricación.
Pedales, servos, actuadores, válvulas de desfrenado, conjuntos émbolo, collarines, cabezas de acoplamiento, depósitos a presión y finalmente cabezales compresores de pistón, comienzan a ser fabricados con diseños propios, aprovechando el crecimiento de firmas como Barreiros, Pegaso, que empujan constantemente al desarrollo de más y más modelos.
Bajo la tutela de José Lorén, tras la pérdida de su socio y amigo del alma, se incorpora a la empresa una nueva generación de la familia Lorén, el mismo ADN, y el mismo espíritu de sus fundadores: mantener una línea de calidad superior a la de sus competidores, a un precio justo.